Navegando por el interesantísimo blog de ion-litio (a partir de ahora tenéis un enlace permanente), me encontré con esta conmovedora historia que tiene como protagonista a una madre enferma, su hijo, y el juego "Animal Crossing".
Para los que no lo conozcan, Animal Crossing es un videojuego para Nintendo Gamecube que usa el reloj interno de la consola para crear un mundo persistente, de forma que un jugador puede vivir una vida con total libertad y sin un objetivo final a completar. A lo largo del juego la misión que tiene es llevar la vida del personaje, tal y como el jugador quiera: puede diseñar su propia ropa, reformar su casa, pescar, cazar bichos, decorar el pueblo a su gusto talando o plantando arboles (y flores), adquirir y vender muebles y objetos diversos, desenterrar fósiles y donarlos al museo o participar en las festividades locales.
Una vez explicado esto (un quijotazo güeno), os dejo con la historia (haced click en el dibujo y luego en la lupa si quereis verlo más grande):
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
No es la primera vez que leo esta historia, pero siempre me emociona muchísimo :(
Publicar un comentario